Responder a esta pregunta implica
plantearse el sentido último y más holístico de educación.
"Desarrollo integral de la personalidad" ,dice la LOE, y no
es poco, es el lema de nuestro sistema educativo. O lo que en
sería lo mismo: afirmar que una persona que haya transitado
por el sistema educativo ha de ser capaz de poder ir tan lejos
como su capacidad le permita habiendo desarrollado óptimamente todas
sus facetas y talentos fisicos, matemáticos, lingüísticos,
musicales, artísticos, esprituales, éticos, cívicos.. pero paremos
aquí. Pensemos por un momento en la escuela que tenemos, en la
educación básica y sistemática que el Estado garantiza y a la que hemos tenido derecho
por nacimiento y por razones políticas históricas ligadas a proyectos generales de desarrollo social y luego, a la vista del objetivo preguntémonos. ¿
Significa eso que todos aquellos certificadamente existosos por
la escuela, desde el punto de vista de la perfecta adaptación
al sistema escolar, son el mejor testimonio de que este objetivo se
ha logrado? ¿significa eso que a la vista de los resultados y a la
vista de los métodos, estaríamos bien orientados hacia dicho
objetivo, estaríamos en la dirección correcta? ¿podría en
todo caso, sola, la escuela garantizar dicho fin?
Tampoco estaríamos locos si afirmáramos que " la
escuela" como microcosmos social que es, se sigue prestando más a unos intereses que a otros, prima su función de preservación de la cultura general legítima, se esmera en
reproducir como sabemos, la maquinaria generadora de nadies y
reproductora de condiciones de desigualdad por más que
enunciemos que es y soñemos que debe ser el escenario de la transformación
social, del ejemplo de convivencia entre iguales, de la evolución y dinamización cultural... Acaso nunca se han preguntado ¿a qué se refieren con eso de
alarmante fracaso escolar? ¿Puede entenderse a la vista de
este digno objetivo que el preocupante fracaso se refiera a no
haber obtenido el graduado escolar? ¿de qué estamos hablando cuando
pensamos en la educación? Por favor, trascendamos.
A poco que
pensemos coincidirán conmigo en que la educación,
que no la formación, necesariamente ha de ser algo más. Sí,
algo más que ir a sentarse en el pupitre de 8 a 2, algo más que
saberse la lección, que sacar un 10 en un examen, algo más que hacer caso al maestro, algo más que el
estricto cumplimiento de las leyes educativas que, zarandeadas por
cada golpe de timón político sitúan a la escuela al borde del
naufragio.
Sepan que nuestra institución más antigua y más
gloriosa.., sigue anquilosada en el pasado y plegada a las exigencias
sociopolíticas, sometida a las necesidades de la produción y
las ansias del mercado y que por ello y no otra cosa más que su
servilismo al poder, ejerce violencia simbólica, aliena individuos y
sirve a la legitimación social. La escuela parece convertirse
en una gran cocina. En su interior advertimos los olores de los
fogones donde se guisan programas establecidos, asignaturas
parceladas, objetivos inalcanzables, competencias en las que formar y
todo lo que elegantes comensales quieran encargar. Y lo peor, en los
adentros, un equipo de docentes píos, aplicados tanto como aislados,
frustrados, desmotivados, enajenados, padecen en sus ánimos el no
poder crear platos nuevos a los que poner su sello, pues sus
fervientes comensales le piden servir el menú del libro de
texto, tal vez por aquello del tiempo... , qué tufo a fábrica
fordista sigue tirando esto!. Ahora bien, ¿ qué hacemos?
Nosotros
las familias vendidos por los sueños de llegar aún más lejos,
dejamos inocentes, confiados y casi justificados
a nuestros hijos, la materia prima con la que trabaja esta
fábrica, que su maquinaria sancionadora, reproductora y evaluadora,
se encargará con nuestro beneplácito de transformar , clasificar,
ordenar, empaquetar y acreditar, dejándola empaquetada como producto con un número (de suspensos o aprobados)
y lista para adquirir valor en el mercado.Y yo me pregunto señores,
¿qué nos hemos dejado en el camino?¿qué queda de aquel ambicioso
objetivo? ¿qué hay de la felicidad?¿qué de adaptar la educación
a lo que somos y necesitamos ser?¿qué hay de la personalización,
la creatividad, el arte de enseñar? ¿qué hay de cultivar la
esencia de ser persona, individual y social para saber
vivir en equilibrio con el medio natural y en dignidad ?
.
Efectivamente debemos ser respetuosos con la producción, yo prefiero el término de creación , aunque no estandarizada, pero
no hasta el punto de someter la escuela básica a sus necesidades o
ponerla al servicio del poder. No cuando está en juego formar
ciudadanos críticos, autónomos, independientes. Nadie habla de
decretar la muerte de la escuela, pero sí de un cambio de
orientación. Y desde aquí se entiende mi blog. Desarrollo integral sí, pero de verdad: la educación
básica no necesita de saberes de tipo profesional sino saberes
básicos y fundamentales para el mejor ser individual y social
y eso mismo es lo que diferencia la educación de la formación y las
funciones que adquieren las distintas etapas escolares.
VER ESTE VIDEO (SINOPSIS DEL DOCUMENTAL ENTRE MAESTROS)
VER ESTE VIDEO (SINOPSIS DEL DOCUMENTAL ENTRE MAESTROS)
Por tanto el docente ante todo, debe tener una visión social crítica , replantearse su papel como agente de cambio social y replantear la institución escolar como magnánima encargada de la transmisión del saber. Él es la primera pieza que hace engranar el puzzle, que tiene la sartén por el mango, aunque todavía no ha caído en la cuenta. Centrarnos en apenas tres metas fundamentales sería suficiente para no perder el norte, propongo sustituirlas por las innumerables competencias que por si fueran ya pocas nos ha traído la estrategia de Bolonia:
1. Aprender a ser persona con
todo lo que ello conlleva desde el punto de vista de la salud física,
psíquica e intelectual , el desarrollo de la virtud, el aprender a vivir
en equilibrio del cuerpo y el alma, en equilibrio con el medio natural y
siempre en medio del caos y la complejidad que nos permite aprender y
crecer.
2. Aprender a convivir y desarrollarnos como seres sociales, cívicos y políticos,
lo que supone una escuela capaz de propiciar las bases para un cambio
y/o refuerzo de valores, actitudes y habilidades que apunten hacia un
proyecto de sociedad justa, pacífica y respetuosa con los derechos
humanos, cívicos y con el equilibrio ecológico.
3. Aprender a hacer: es
decir adquirir una serie de hábitos, estrategias, técnicas y
competencias mínimas intelectuales y profesionales que puedan
garantizarnos el derecho a un trabajo y a una vida digna.
Os invito a leer mi artículo del blog "La casa por el tejado" donde desarrollo mi idea de escuela y educación.
Desarrollar, invertir y dedicar nuestro tiempo, energías e ilusión en este proyecto que ha de ser necesariamente compartido por todos los agentes sociales conformantes de la red social, de esa tribu educadora, es, educadores, nuestra misión, y sobre ella hay que poner todo nuestro empeño. Tal vez no conseguiremos llegar a la meta pero las satisfacciones nos indicarán que estaremos en el camino que lleva hacia ella.
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